miércoles, 4 de septiembre de 2013

La música del azar.

Cuando asimilen la crueldad del "todo sucede por una razón", igual les da por vomitar toda la sangre que acumulan en recovecos del cuerpo que no son el cerebro.

Yo ahora soy feliz siendo un melón. En serio, lo soy, y mientras tanto maravíllome de lo que la casualidad guarda bajo la manga. "Todo está escrito", boh, qué poca emoción; prefiero mil y mil veces más el cosquilleo en el estómago de ver ante ti algo que era altamente improbable y sin embargo míralo, ahí está, cuidao que te muerde, tolón tolón. 

Creer que disparas a alguien y descubrir más tarde, frente a la pantalla, que en realidad disparabas a Bàrbara y a Brad, espalda contra espalda, a punto de disparar a sendos bufones. Guerra Mundial Bufón en versión Castelldefels, de madrugada y con fuego. La ley de los grandes números hecha imagen. 

¿Puede tu Dios hacer esto? NO LO CREO. 

(Punto y aparte. Juego el juego)

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Hala, despáchate a gusto. Pero ya sabes, pórtate bien o te despacho yo a ti, que para eso soy un mapache rabioso.